Los buenos creativos copian, los grandes Roban

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Picasso lo dijo y Einstein lo confirma «El secreto de la creatividad está en saber esconder tus fuentes». Como mencionamos en los primeros puntos de nuestro artículo anterior: 10 Reglas Curiosas que no sabías sobre Ilustración, en esta ocasión quiero ahondar en el primer punto ya que lo considero muy importante para las nuevas generaciones.

¿Cuándo empezamos a robar?, ¿cuándo empezamos a admirar?, ¿Hasta cuando lo dejaremos de hacer?

Ya sean ilustradores, dibujantes, artistas o diseñadores, quiero ayudar a comprender de donde viene esta fijación visual por las imágenes, por la estética y la armonía de los elementos, así como también inspirar a estos futuros colegas a absorber toda esta información gráfica, empaparse de obras, ilustraciones, grabados, cine, y lograr comenzar a crear.

En esta reseña-historia-vivencia comienzo desde la niñez, considero que muchos de los que nos dedicamos a este tipo de oficios generamos mucha curiosidad desde que somos muy pequeños. Las caricaturas por ejemplo nos marcan mas que los deportes o cualquier otra actividad y aunque todos los niños desde preescolar tienen acceso al papel y los crayones, nosotros seguimos indagando con lápiz, plumones, marcadores, etc.

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Al paso del tiempo comenzamos a copiar esos personajes que nos llaman la atención y pienso que en ese momento se abre un portal donde entre el hobby y la pasión toman sus caminos, muchos al no conseguir el resultado esperado se cansan y dejan de practicar, otros continúan desarrollando su técnica y poco a poco consiguen pulirla al grado de hacer «copias aceptables» de estos personajes al grado que alguno intentan hacer personajes propios basados en este estilo.

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Algunos a esta altura (13-16 años) ya están en secundaria, nuevas experiencias y emociones surgen, pensamientos propios, ideologías prestadas, la música se vuelve algo esencial y nuevas tendencias gráficas aparecen frente a nosotros, nos hacemos conscientes del entorno, con toda esta amalgama de situaciones y la capacidad creativa se vuelve tan elástica como podamos. El arte urbano, el graffiti, maneras de expresión para llamar la atención, decir lo que sentimos, hacernos notar son las tendencias que comúnmente utilizamos, recurrimos a conocer técnicas con lata, aerógrafos, pinceles y brochas, cada barda ilegalmente pintada toma sentido, horas horas de admirar un muro a la vuelta de tu casa, incluso participar en las convocatorias de tu municipio para «alegrar» una escuela con las paredes desgastadas. En este tiempo es ideal entrar a un curso de dibujo básico o pintura, tener un buen profesor de arte sería lo ideal.

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Otro momento crucial en esta secuencia delictiva para conseguir el objetivo de nuestra formación artística es el momento en el que te defines por una carrera de este tipo, aquí todos los ideales que habías desarrollado en las anteriores etapas se van a la banca ya que nuevos conocimientos se generan estrepitosamente, aprendes de corrientes del arte, conoces las pinturas de artistas del renacimiento, impresionismo, surrealismo, etc. Prácticas en teoría las técnicas que estos grandes universales nos legaron y la perspectiva de las cosas evoluciona, ves más allá del horizonte y la creatividad no tiene fin. Asistes a exposiciones de artistas locales, sigues a artistas mundiales en sus redes sociales y disfrutas con gusto cada nueva obra que genera. Tu estilo personal comienza a cobrar vida con todo lo que has ido absorbiendo a lo largo de tu vida, te haces comentarios despectivos sobre tus primeros trabajos y tu conciencia crítica despierta para ayudarte a mejorar día a día.

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Terminas la carrera, comienzas a trabajar, dedicas todo tu día a la creación de imágenes ya sea para ti como artista o para una empresa como diseñador (por citar unos ejemplos), constantemente buscas fuentes de inspiración, el Internet e vuelve la más sagrada herramienta, te metes en un mundo que se mide en pulgadas y pixeles para recabar información, ideas vienen y van con cada cosa, cada suceso, cada objeto que logras apreciar y darle sentido. Tu estilo es «tu» estilo, lo explotas, es una combinación risible que solamente tú entiendes al recordar cada elemento en tu obra del porqué está aquí, de que etapa de tu recorrer gráfico lo sacaste para lograr dar el mensaje o expresar tu sentir. Maduras como artista y aun así no te sientes completo, la necesidad de seguir admirando y robando crece, no te detengas, el camino nunca termina.

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El último punto de este artículo es utópico, aún no llego a ese punto y creo que cuando lo esté no me sentiré en ese estado el cual es el de maestro, la aspiración máxima del artista es poder crear más allá de nuestro estilo regular, que reconozcan tu estilo y tu técnica y generar inspiración en las personas que un día se interesaron en conocer tu camino a lo que hoy en día realizas, saber que lo que ideas y plasmas generan emociones y hacen una voz dentro de la sociedad, el día que dejes de robar, pero nunca de admirar… Suena bien esa utopía… Por lo pronto Roben y descaradamente reemplazen cada elemento y tecnica con los propios hasta que su creatividad esconda bien las fuentes.

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En un siguiente artículo les compartiré esos artistas que admiro y robo algunos aspectos de su técnica y estilo, y así colegas del medio y lectores ¡Vamos a seguir Admirando y Robando!


Sato

Diseñador, Ilustrador y futbolista...

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