Liderar con Amabilidad vs Gentileza

En el mundo del liderazgo, existe una línea delgada pero crucial entre ser “amable” y ser “gentil”. Esta distinción puede marcar la diferencia entre un equipo mediocre y uno que prospera con excelencia.

La Trampa de la Amabilidad

Ser amable, aunque parece virtuoso, puede resultar destructivo. Como ilustra la historia compartida, un líder que evitaba confrontaciones mantuvo a 15 personas haciendo apenas tres horas de trabajo semanales. Cuando se le enfrentó, prefirió renunciar antes que tomar decisiones difíciles.

Esta “amabilidad” resultó en:

  • Recursos desperdiciados
  • Estándares bajos
  • Una cultura de mediocridad
  • Decisiones difíciles postergadas

El Costo de Ser Demasiado Amable

La amabilidad mal entendida tiene tres costos principales:

Roba crecimiento: Evitar conflictos y retroalimentación honesta impide que las personas reconozcan sus debilidades y mejoren. Los líderes “amables” prefieren ser queridos que exitosos, y por ello no atraen ganadores.

Prioriza la comodidad a corto plazo: Las decisiones que se sienten bien ahora pueden socavar el futuro de toda la organización. El crecimiento requiere incomodidad, y negarla solo posterga y amplifica el dolor.

Pierde respeto: Paradójicamente, los líderes que priorizan ser queridos son vistos como inauténticos. ¿Quién confía en alguien que solo dice lo que quieres escuchar? El respeto viene de la honestidad, no de complacer.

Por Qué La Gentileza Triunfa

La verdadera gentileza se manifiesta de cuatro formas:

Requiere honestidad: Los líderes gentiles comunican lo que las personas necesitan oír, aunque sea incómodo. La honestidad construye confianza y establece un estándar de comunicación auténtica.

Establece límites: No comprometen valores ni misiones para evitar la incomodidad. Los límites no son barreras sino herramientas que protegen el crecimiento del equipo y la misión de la empresa.

Se guía por la empatía: La gentileza comprende perspectivas distintas, pero usa ese entendimiento para informar decisiones, no para evitarlas. La empatía es una herramienta, no una excusa.

Prioriza el largo plazo: A veces el dolor a corto plazo es el costo del crecimiento a largo plazo. La paciencia y la consistencia en hacer lo incómodo eventualmente generan resultados superiores.

Conclusión: Elige la Gentileza, No Solo la Amabilidad

Los mejores líderes, mentores y entrenadores que hemos tenido probablemente no fueron los más “amables” que nos consintieron, sino aquellos que nos empujaron más allá de nuestra zona de confort. Nos hicieron mejores.

La amabilidad se siente bien momentáneamente pero crea disfunción a largo plazo. La gentileza, aunque más difícil de cultivar, construye confianza, impulsa la cultura y crea excelencia.

Como líder, tu trabajo no es ser querido, sino tomar decisiones que impulsen a tu equipo y empresa hacia adelante. Lo más gentil que puedes hacer es ayudar a las personas a convertirse en las versiones de sí mismas que aspiran a ser, incluso cuando eso requiera conversaciones difíciles y decisiones incómodas.


James Nod

Desarrollador Web desde 1999, profesionista con experiencia en el área Branding, Copywriting y Marketing. Actualmente CTO en ICC

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